El presidente francés, Emmanuel Macron, se reúne el lunes en Moscú con su homólogo ruso, Vladimir Putin, y el canciller alemán, Olaf Scholz, en Washington con el mandatario estadounidense, Joe Biden, para intentar rebajar la tensión en la crisis en torno a Ucrania.
Decenas de miles de soldados están desplegados en la frontera con Ucrania, lo que suscita temores de una incursión militar. Pero Moscú niega cualquier intención de invasión y afirma que lo hace por su seguridad, mientras reclama que la OTAN deje de expandirse cerca de sus fronteras.
Tras su visita a Moscú, el mandatario francés, cuyo país ocupa la presidencia rotativa de la Unión Europea (UE), viajará a Kiev el martes para entrevistarse con el presidente Volodimir Zelenski.
"La intensidad del diálogo que hemos tenido con Rusia y esta visita a Moscú son para impedir" un conflicto armado, estimó Macron en una entrevista al Journal Du Dimanche, insistiendo que quiere abordar la crisis "en términos de desescalada".
Para el gobierno ruso, este encuentro entre los dos mandatarios es "muy importante" aunque habrá pocos avances.
La situación es demasiado compleja para esperar que haya avances decisivos tras un único encuentro", dijo Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, pese a que "Macron dijo a Putin que venía con ideas con miras a una distensión".
Rusia ya invadió una parte de Ucrania en 2014, cuando anexionó la península de Crimea tras la revuelta proccidental de Kiev. Las sanciones internacionales contra Moscú no tuvieron ningún efecto en la línea de Kremlin.
Desde 2014, separatistas prorrusos, apoyados por Moscú, se enfrentan al ejército ucraniano en el este del país. Varios acuerdos de paz, auspiciados por París y Berlín, permitieron cesar los combates, pero la resolución política del conflicto está en punto muerto.
Macron quiere relanzar este proceso.
"Líneas rojas"
Por su parte, el ministro ucraniano de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, dijo que Kiev no movería sus "líneas rojas": "ninguna concesión en la totalidad del territorio" y "una retirada duradera de las fuerzas rusas de la frontera ucraniana y de los territorios ocupados".
Rusia acusa a Occidente, especialmente a Washington y a la OTAN, de ignorar sus problemas sobre seguridad.
Moscú busca garantías de la Alianza Atlántica de que Ucrania no entrará en el grupo y quiere que el bloque retire a sus fuerzas de los países miembros del este europeo.
Los occidentales rechazan estas exigencias y proponen, para calmar las preocupaciones rusas, gestos de confianza como visitas recíprocas a las instalaciones militares o medidas de desarme. Unas medidas "positivas" pero "secundarias", según Moscú.
También el lunes, el canciller alemán, Olaf Scholz, se reunirá con el presidente estadounidense, Joe Biden, en Washington.
"Trabajamos fuerte para enviar a Rusia un mensaje claro de que deberá pagar un precio alto si interviene en Ucrania", declaró Scholz al diario Washington Post en una entrevista.
Por su parte, Estados Unidos sigue enviando refuerzos militares a Europa. El servicio de inteligencia estadounidense estimó que Rusia ya cuenta con 70% del dispositivo necesario para una invasión a gran escala de Ucrania.
Con ello podría tomar la capital Kiev en 48 horas, en una operación que podría matar a hasta 50.000 civiles, 25.000 soldados ucranianos y 10.000 militares rusos, desatando una ola de hasta cinco millones de refugiados, agregaron los funcionarios de inteligencia.
- "Previsiones apocalípticas" -
En Ucrania, sin embargo, las autoridades relativizaron las advertencias de Washington.
El ministro Kuleba instó a no creer en "las predicciones apocalípticas". "Diferentes capitales tienen escenarios diferentes, pero Ucrania está lista para cualquier desarrollo", afirmó en Twitter.
Y un consejero presidencial de Kiev aseguró que las posibilidades de una solución diplomática son "sustancialmente más grandes que la amenaza de una mayor escalada".
En paralelo, los ministros de Relaciones Exteriores alemán, checo, eslovaco y austriaco está previsto que inicien este lunes una visita de dos días a Ucrania.
Y los ministros británicos de Exteriores y Defensa viajarán a Moscú esta semana.
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